El Diamangou fue inaugurado por Monsieur Ferrari en marzo de 1979. Se trataba de un barco restaurante que zarpaba desde Niamey y ofrecía cruceros únicos por el río Níger. Hoy en día, el Diamangou está atracado en la Corniche de Gamkalley y de ahí no se mueve, como Mélanie, que cada día, fiel a su difunto marido, regenta y abre el negocio para ofrecer cerveza fría y alguna brocheta de carne con patatas a los clientes que se dejan caer por ahí.

Este maki (así llaman a los bares en Níger) es un lugar privilegiado desde el cual contemplar los atardeceres del Sahel, el caudal del río Níger y respirar la calma de la naturaleza que rodea la ciudad. El parloteo de los loros de Mélanie y los dramáticos diálogos de las telenovelas del conocido canal “Novelas” son tan característicos del Diamangou como la inestable pasarela de tablones de madera que conecta el barco con la tierra firme.

Agnès acompaña a Mélanie cada día en el Diamangou. Es joven y amigable y se encarga de atender a los clientes que se sientan en la terraza del barco además de mantener el orden y la limpieza del lugar. Mélanie, siempre en la barra. Agnès, da vueltas por el resto del local. En el casco del Diamangou hay un comedor en el que antiguamente se daban comidas y cenas durante los cruceros. Hoy es una sala que siempre está bajo llave, como un tesoro lleno de polvo y de los recuerdos de Mélanie y la época de oro de su negocio.