Desde hace 46 años, Manolo tiene una peluquería en el número 92 de la calle Francisco Silvela de Madrid. A sus más de 70 años, ya jubilado, debe vender el local en el que ha pasado gran parte de su vida ejerciendo su profesión. Manolo ya no atiende a sus clientes, pero lleva siete meses levantándose cada día para acudir a su local mañana y tarde con la esperanza de que entre alguien a comprarlo.